/image%2F0873094%2Fob_c03ba3_mexia.jpg)
Al final, encuentro evidencias de que la diócesis de Itálica se extendía hacia las campiñas sevillanas orientales, donde el vado del Guadalquivir cercano a Peñaflor, en el que las fuentes mozárabes e islámicas sitúan la "tumba del mártir (cristiano)", parece constituir un trifinio entre los obispados de Corduba, Astigi e Italica. El territorio de esta última ciudad parece haberse creado, en efecto, como resultado de una acción política encaminada a debilitar a la rebelde Sevilla sustrayéndole el control de las plazas fuertes de Carmona y Morón y desconectándola territorialmente de otro foco potencial de poder autónomo: Córdoba. De hecho, fue en los territorios de la orilla derecha del Guadalquivir por las que transcurría la vía tardoantigua que conectaba Spali con Corduba donde Leovigido rompió el "espinazo" militar de su hijo Hermenegildo, al que dejó aislado en esta última ciudad. Creo que es en esta época en la que el poder visiogodo reorganizado toma conciencia de la necesidad de sustraer a los poderes locales más potentes el control de las plazas estratégicas del Alcor y de la Sierra Sur sevillana, cuya importancia de cara a la guerra con los bizantinos de Spania se va a mostrar crucial en las primeras décadas del siglo VII. De hecho, cuando desaparezca Itálica, ya en época islámica, sus territorios no revertirán a la cora de Sevilla, de cuyo antiguo obispado procedían, sino que se constituirán dos pequeñas coras autónomas con centro en los principales puntos de defensa del Bajo Guadalquivir por el este y por el sur: Qarmuna y Mawrur. La de Firrish, en la Sierra Norte, debió tener el mismo cometido y sus territorios debieron debió pertenecer igualmente en origen a la diócesis italicense.