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Hace ya muchos años, estuve como estudiante en una conferencia que dio Henry Kamen en Sevilla, cómo no, sobre la Inquisición española. Al final de su charla, como viera mucho barbudo marxistoide entre el respetable y como seguramente desconfiara de que sus ideas fueran bien recibidas por una parte al menos del auditorio, señaló: "al menos esto es lo que puede aportar alguien como yo: un pobre historiador burgués". Muchos años después, Genaro Chic, hablando en un congreso de historiadores y arqueólogos reunido en Carmona, sentenció al final de su exposición de una manera similar: "esto es como lo veo yo: un pobre historiador". En la primera ocasión (1986), se hacía necesario pedir perdón por ser burgués; en la segunda (2003), el pecado era ser simplemente historiador. ¿Ese es el camino que hemos recorrido los historiadores? Me recuerda la famosa frase marxista (de Groucho): "partiendo de la nada, hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria".